Columnas de Opinión

2 Febrero, 2010

Gabinete en las Sombras / Diario Financiero

Todo este proceso obviamente agrega más ruido al ya complejo problema por el cual está atravesando la Concertación. No es un misterio que en estos días habrá un reacomodo mayor en aquellos que desde Marzo

Todo este proceso obviamente agrega más ruido al ya complejo problema por el cual está atravesando la Concertación. No es un misterio que en estos días habrá un reacomodo mayor en aquellos que desde Marzo serán la oposición. Ya han volado plumas y es esperable que siga habiendo cambios. Bienvenidos si ello implica avances. La experiencia de otros países nos puede servir para efectivamente mejorar.


Muchos de los sistemas parlamentarios, y en especial el inglés, utilizan el concepto de gabinete en las sombras (shadow cabinet). Este consiste en que para cada ministro nombrado por la administración electa, la oposición nombra un análogo. Si bien todos los ministros, los electos y aquellos en las sombras, son parlamentarios, la idea es muy atingente a la situación actual que enfrenta la Concertación.


En primer lugar, para nombrar un gabinete en las sombras, se deben poner de acuerdo las fuerzas opositoras lo que sería muy útil en estos días tormentosos. El proceso de elección revelaría efectivamente los liderazgos, la visión, los pesos específicos de cada uno de los partidos de la Concertación. No daría lo mismo si se elige a un  presidente de partido como ministro en la sombra de una cartera o si bien se trata de un equipo liderado por una persona destacada, técnicamente incuestionable y políticamente consensuada. O podría ser un parlamentario tal como lo es en Inglaterra.


Lo segundo, y obvio, es que cada ministro en las sombras sería el encargado de ser la contraparte del ministro del gabinete gobernante haciendo el control y seguimiento de lo que haga. No solo se hace visible la responsabilidad de estas tareas en una persona en particular sino que constituye una escuela inmejorable para aquellos que deseen en el futuro ejercer cargos públicos.


Finalmente, y quizá una de las dimensiones menos conocidas pero de mayor impacto en las políticas públicas, es que necesitamos de oposiciones que cuenten con las competencias técnicas y políticas para que puedan hacer bien su labor.  La experiencia acumulada de cuatro administraciones de la Concertación es una fuente inagotable de ideas sobre lo que se debe hacer y lo que no,  lo que es posible y factible, de lo inviable y nefasto. Todo ello se puede canalizar a través del gabinete en las sombras.


Me imagino que esta idea no debe ser nueva pero un gabinete en las sombras aparece como una herramienta complementaria a la labor que hace el parlamento. Necesitamos de mecanismos que ayuden a tener una buena oposición que vigile el quehacer de la administración de turno, que canalice las experiencias y visiones de un amplio grupo de la sociedad y que rinda cuentas de su quehacer ante sus mandantes.